Una de las principales causas del cáncer de pulmón es el radón un gas natural con radiactividad que se concentra en el interior de los edificios.

Diariamente estamos expuestos a isótopos radiactivos en el aire que respiramos, el agua y los alimentos que consumimos y los materiales con los que están construidos los edificios. Estar en la naturaleza no significa que vayamos a evitar dicha exposición puesto que el mar nos pone en contacto miles de partículas radiactivas “en un metro cúbico de agua de mar se desintegran 10.000 átomos por segundo.” Y las montañas aportan hasta 3 veces más radiación que el mar.

Pero el verdadero peligro al que estamos expuestos diariamente es el gas radón. En recintos cerrados, túneles, galerías del metro su concentración es muy elevada debido a la escasa ventilación de los espacios.

La producción continua de radón llega a nuestras casas a través de grietas y fisuras presentes en las construcciones. Cuando la concentración de radio en el suelo es más elevada, como ocurre en algunas formaciones graníticas, terrenos uraníferos o ricos en fosfatos, el valor de la emisión puede ser decenas de veces superior.

A todo ello debemos sumar ciertas actividades humanas que contribuyen a la producción de este gas radiactivo: la quema de gas natural y de carbón, la fabricación de fertilizantes con fosfatos (que poseen altas concentraciones de uranio) y la generación de escorias a partir del tratamiento de hierro en altos hornos. Una central térmica típica de 1.000 MW consume diariamente unas 10.000 toneladas de carbón (que contiene uranio), luego su emisión diaria de radiación es similar a la producida por dos toneladas de Uranio-238.

Las aguas subterráneas también transportan radón -ríos y océanos presentan concentraciones mucho menores-. En promedio, la radiactividad de un litro de agua por efecto del radón suele ser de 4 desintegraciones por segundo. Pero si esa agua procede de un pozo en terrenos con un elevado contenido en uranio, la actividad es 5.000 veces mayor y en algunos casos puede ser millones de veces mayor. Según medidas realizadas en balnearios de nuestro país se han localizado algunos con valores tan elevados como 824 desintegraciones por segundo por litro de Radio-226.

¿Y en nuestras casas? La verdadera habitación del pánico es el cuarto de baño. Un estudio realizado en Finlandia mostró que las concentraciones presentes eran tres veces superiores a las existentes en las cocinas y 40 veces más alta que en el cuarto de estar. Por su parte, científicos canadienses revelaron que el radón presente en el aire del cuarto de baño aumentaba rápidamente tras una ducha templada de 10 minutos. Una vez finalizada había que dejar pasar más de hora y media antes de que la radiación regresara a los niveles iniciales.

Referencias. Muy interesante